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Por qué la cocina me salvó de ser una amargada


Hace tiempo que vengo pensando en esto. En armar una maraña de palabras para condensar el sentido de mi oh! amada La Cocina Neurótica. Después de diez meses, como buena neurótica vuelteando la vida, me decidí.

Empece este blog en un momento en el que lo único que me quitaba el sueño era el dinero y el trabajo. No se trataba de un síndrome del Tío Rico, ni ninguna avaricia semejante. Eran de esos días (semanas/meses) en los que tenes que sacarle el jugo al contador que vive en ti para que todo salga bien y no te corten la luz, ni el monotributo y no te desalojen y poder vivir. O sea, lo de siempre pero un poco más. Y la cocina era ese lugar donde se juntaba toda la frustración entre la expectativa de mi aparato digestivo y la realidad. Porque no me podía delirar comprando todas las gorduras que querría, entonces aparecía el desgano y terminaba comiendo arroz. Una y otra vez. 

En esas quejas cotidianas andaba cuando me espanté de verme tan instalada en ese lugar, renegando de las condiciones y la situación, todo mientras comía arroz. Y sentí también un poco de vergüenza conmigo misma por hacer tan poco pudiendo hacer algo más. 

En esa época vivía mirando El Gourmet y decidí que no había motivo para ponerle tan poca onda a la vida en los 4 momentos más importantes del día, que es cuando hay que alimentar esta hermosa maquina llamada cuerpo que nos ha tocado en suerte para que nos acompañe hasta vaya uno a saber cuando. En el momento en que tomé esa decisión me convencí a mi misma de que siempre se puede hacer algo con lo que hay. ¿Que querríamos que haya más? Probablemente ¿Que nos gustaría que haya otra cosa? Seguro. Los humanoides somos así de complicados. Pero la verdad es que hoy hay lo que hay. Y es lo que es. 

Con esa lectura de situación me propuse dignificar mis almuerzos, meriendas y cenas (debo reconocer que solo desayuno mate dulce) y aplicar una creatividad (a veces peligrosa) para juntar todo y tratar de hacer algo. La calidad del resultado es otro tema. Hay muchas recetas que nunca subí porque fueron un desastre. Pero independientemente de cómo resultan las cosas al final, hay un proceso creador de algo. Y crear es hermoso.

Hice este blog porque tuve la sensación de que quizás a alguien le servía. No para copiar todo a la perfección, sino para sacar ideas y hacer tus propias versiones de los inventos que hago yo o que replico de otros lados. 

Lo hice porque no es lo mismo sacar ideas de un programa de cocina en el que generalmente tienen todos los elementos, instrumentos, tiempo, etc. que de un blog de vieja estudiante que anda más o menos en la misma que vos. A mi me paso muchas veces. No encontrar un lugar donde haya recetas ajustadas a mi tiempo, mis posibilidades, en fin. Hice el blog que me gustaría haber encontrado en la web, con cosas simples y rápidas.

En definitiva, los aliento a que intenten hacer otra cosa, siempre que quieran, porque la verdad es que no puede salir tan mal y probablemente sientan que valió la pena quemar alguna que otra cosa. Lo que es seguro, es que se van a reír y mucho. Y la cocina es un lugar increíble para reír.



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