Para que un plato nos haga feliz no es necesario que sea complicado, cargado, super difícil, que lleve mil ingredientes, que haga morisquetas, que nos recite poemas, etc, etc. Nada de eso. La prueba es esta sopa de calabaza: austera y de fácil elaboración, que puede ser el complemento ideal para algún plato de invierno o bien, bancarsela sola y ser un plato principal en sí mismo.
Para 2 porciones:
1/2 calabaza
1 caldo de gallina, verduras, etc.
queso crema
orégano
sal
pimienta
agua
Hervimos la calabaza cortada en cuadraditos, en abundante agua. Añadimos un caldo, sal, pimienta y tapamos. Después de unos minutos, 20 aproximadamente (aunque también depende del tamaño de los trocitos) la calabaza ya está lista. Agregamos una cucharada generosa de queso crema y procesamos todo. Chequeamos que esté bien de sal y pimienta, servimos y presentamos con orégano.
Otra opción es cocinar la calabaza en el horno cortada a la mitad sin pelar y cuando esta cocida se vacía con una cuchara.
De más está decir que también podemos cocinarla con cebolla, zanahoria o lo que prefieras para que tenga otros sabores. En mi caso, preferí disfrutar el simple sabor de la calabaza en todo su esplendor... Bueno, la verdad es que era el único ingrediente que tenía a mano. Pero fue excelente. Lo simple ante todo, que así también se puede ser feliz :)
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