El frío de mis eternos amores ha traído de vuelta a mi cocina la abandonada polenta que durante toda la primavera-verano brilló por su ausencia por obvios motivos. Como hace mucho que no nos veíamos, me pareció importante darle una bienvenida triunfal haciendo algo diferente. Gracias a Zeus por la existencia de las tías, una de ellas me dio una idea buenísima para hacer esta especie de pizza de polenta con algunos agregados al estilo de La Cocina Neurótica.
Hoy usamos (para 1 persona):
Para la polenta: 1 1/2 taza de agua - 1/2 taza de polenta - sal - pimienta - manteca
Para el fugazzetismo: 1 cebolla chica - 1 diente de ajo - 1 tomate chico - queso cremoso - queso sardo - orégano
Para la polenta: Hervimos el agua con sal, pimienta y manteca. Luego añadimos en forma de lluvia la polenta y revolvemos sin parar. SIN PARAR es: sin salir corriendo a atender el teléfono, sin ir a chusmear que están pasando en la tele, sin colgarse en Facebook porque la polenta es tan fácil como demandante, y si la abandonas te lo va a hacer saber con unos pelotones horrendos y vas a tener que tirar todo. Cuando está todo integrado y cocido, retiras del fuego. Mientras tanto, en una sartén salteas la cebolla y el ajo. Cuando están ligeramente cocidos, los sacás de la sarten y ahí mismo pones la polenta. La vas moldeando para que quede lo más apretadita posible. Ayudate con una cuchara. Encima pones la cebolla, el ajo y el queso. Cuando se empieza a dorar y a hacer una costrita abajo, ya casi está listo! Sacas del fuego, agregás tomate, orégano y queso sardo.
Ahora, a disfrutar los beneficios secundarios de este frío de jactarse!!!
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